La carrera del corredor de fondo

Hace un año, cuando me hicieron la primera entrevista como escritor, la expresión de más impacto fue la que da título a este artículo. Esa es la sensación que yo sentía y sigo sintiendo desde que me lancé a la aventura de dar visibilidad a las historias que guardaba en un cajón de mi memoria.

A las dudas iniciales sobre la calidad de lo que había generado mi imaginación en los últimos años le siguió la euforia de pensar ¿por qué no darles una oportunidad? Así comenzó la carrera que me ha llevado hasta aquí. Horas de revisión de materiales, de ortocorrecciones, de enmaquetado y, por fin, los penúltimos metros. Sí, has leido bien, los penúltimos, porque cuando uno se lanza al mundo sólo, nunca van a llegar los últimos metros que nos llevan a la meta y, por tanto al final de nuestra carrera.

La libertad del corredor de fondo también tiene sus dificultades, que en este caso, a pesar de no ser pocas, te animan a continuar. Ya tienes en tus manos el fruto de muchas horas de trabajo, pero sólo lo tienes tú. En la soledad de tu despacho puedes pasar horas y horas regocijándote de lo bien que ha quedado, pero, en ese preciso instante te das cuenta de que, a pesar de las horas que has invertido, solo has dado un pequeño paso. Tu obra ha pasado de la oscuridad de tu memoria a la poca luz de tu hogar.

Ha dado comienzo la siguiente etapa, hacer que tu obra salga de tu cuarto y comience a caminar entre millones de libros que salen de las mentes de los escritores todos los días. Pero, igual que cuando lo escribes, lo corriges una y otra vez, lo enmaquetas y buscas un artista que le ponga rostro -gracias Jose por ser tú quien lo hace en mis obras-, sigues estándo solo, porque la libertad de ser un escritor independiente tiene ese precio, que debes pagar.

Aunque pueda deducirse de mis palabras que ser escritor independiente es lo peor que le puede suceder a un escritor, nada más lejos de la realidad. En estos dos últimos años, he conocido a muchas personas que merecen mucho la pena, que me han enriquecido con sus experiencias y que como yo, son corredores de fondo. He valorado mucho lo que suponen las opiniones de los lectores, las positivas pero sobre todo las negativas, que son las que te hacen mejorar. Me han sonrojado sus palabras cuando han hablado de mi trabajo, la sorpresa de los que me conocen cuando descubren que cuento historias, en prosa y en verso.

Por eso, seguiré siendo un corredor de fondo en busca de los penúltimos metros que me lleven a la meta.

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