No había pensado las consecuencias cuando gritó: ¡Estudiaré! ¡Seré abogada! ¡Me casaré por amor! ¡Decidiré ser madre! Cuando disparaba sus dardos contra la multitud que llenaba el mercado de Teherán sabía el riesgo que corrían sus 11 años. El silencio llegó tarde. Su mensaje había calado en las mujeres que observaban admiradas. “Mi muerte no será en vano” pensaba orgullosa y era feliz. Las miradas confirmaban que sus palabras habían prendido la llama de la antorcha que otras portarían.
Etiqueta: microrrelato
Pictografías

Pictografía
A pictografía é a asociación solidarianda imaxe e do texto. Nela non hai predominio da parte visual nin da gráfica, as dúas forman unha historia que se globaliza na fusión das dúas artes, a da imaxe e a do texto.


Dende a nosa atalaia
Dende a nosa atalaia observamos o ir e vir das xentes dende a orixe dos tempos. A nena que cada mañá camiñaba pola area hoxe é a avoa que camiña coa súa neta; a súa filla ten que saír cedo para o traballo e non pode acompañalas. É o sino dos tempos, avós que exercen de pais.
Esta noite a praia tivo moito movemento. A treboada puxo en perigo a vida dos mariñeiros. As mulleres que agardaban polos seus homes xa non o farán cada mañá á pé do mar. Os seus homes xa non sairán como cada mañá ao mar. É o sino dos tempos, xogarse a vida para dar de comer aos seus.
Lonxe quedan os tempos antigos nos que todos acodían onda nós na procura da nosa protección. Xa ninguén lembra que nós somos os vixías protectores das súas vidas. É o sino dos tempos.
Cíclopes
Nas ribeiras das feras costas os cíclopes loitan contra as augas na procura dos tesouros que as profundidades agochan. Saben que as súas forzas non conseguirán sacar do cerne das feras augas oceánicas a beberaxe das súa supervivencia. Malia saber que a historia está unha vez máis contra eles, non renunciarán a manter viva a estirpe dos seus avoengos.
Ulises
Home, mar, soidade. Na noite dos tempos, entre as ondas bravas do mar, chegou de lonxanas terras o home que ía salvar o mundo da soidade e da indiferenza.
Mariño, desesperación, morte. Aquel mariño cangado de soños fuxía da desesperación dun pobo que condenaba ós seus fillos á morte máis cruel.
Ulises, Ítaca, Caronte. Este novo Ulises do século XXI procuraba a nova Ítaca cal o Caronte dos novos tempos a súa ribeira maldita.
Palabras contra la injusticia
Karem sabía que su tiempo era ya limitado. Sólo quedaba esperar a que el juez pronunciase su sentencia. Antes de que las palabras lapidasen su frágil existencia sólo quedaba poder elevar la voz contra la injusticia que sobrevolaba sobre las mujeres de su país. Su crimen había sido levantarla contra la injusticia que hacía de sus iguales simples figuras decorativas de las que se esperaba única y exclusivamente la sumisión y obediencia a los hombres. Ella había utilizado su acto reivindicativo para demostrar que no tenía que ser así, que la mal llamada tradición estaba para ser aniquilada por el poder de la razón y acompañarla de la palabra para sacar de aquel agujero inmundo a las mujeres de su pueblo. No había pensado en las consecuencias cuando en la plaza de su aldea elevó la voz para decir que ya no permitiría que nadie la tratase como un ser inferior, que quería estudiar como los hombres, que quería ser abogada como sus hermanos, que quería casarse por amor y formar una familia si ella como ser humano lo creía necesario. Cuando disparaba aquellos dardos contra los hombres que seguidos de sus mujeres llenaban el mercado de Teherán sabía que asumía un riesgo que ella consideraba necesario. Cuando los guardianes de la fe se acercaron a ella para hacerla callar sabía que su mensaje había llegado a las mujeres que la observaban con la admiración que despierta el que no teme decir lo que piensa. Ella desde aquel momento sabía que apenas sería su muerte un recuerdo en la mente de las que la escuchaba pero a pesar de todo consideraba en lo más hondo de su espíritu que había hecho los que debía.
Ella nunca lo sabría pero aquellas palabras habían calado en el espíritu de las mujeres que caminaban detrás de sus maridos en el mercado de Teherán y que había prendido la llama de la lucha que otras llevarían adelante con el recuerdo de Karem.
Desde mi atalaya
Desde mi atalaya observo el ir y venir de las gentes desde el origen de los tiempos. La niña a la que cada mañana llevaba su madre al colegio es ahora la abuela que lleva a su nieta; su hija debe salir temprano para el trabajo y no puede acompañarla. Es el sino de los tiempos: abuelos que ejercen de padre.
Esta noche ha habido un movimiento inusual en la calle. El anciano que dormía en las escaleras de la iglesia hoy no ha recibido las monedas de la niña que todas las mañanas pasa con su abuela camino del colegio. Es el sino de los tiempos: morir de hambre y frío en las calles.
Lejos han quedado los momentos tiempos antiguos en que todos temían mi presencia acechante en lo alto de la Iglesia. Hoy nadie recuerda que mi presencia pétrea los observa desde lo alto de la calle.
Yasmina
No había pensado las consecuencias cuando gritó: ¡Estudiaré! ¡Seré abogada! ¡Me casaré por amor! ¡Decidiré ser madre! Cuando disparaba sus dardos contra la multitud que llenaba el mercado de Teherán sabía el riesgo que corrían sus 11 años. El silencio llegó tarde. Su mensaje había calado en las mujeres que observaban admiradas. “Mi muerte no será en vano” pensaba orgullosa y era feliz. Las miradas confirmaban que sus palabras habían prendido la llama de la antorcha que otras portarían.