Va cayendo la lluvia lenta tierna
como llanto sin tiempo en la oscura mejilla
como llanto en la turbia memoria
que recobra la sombra el recuerdo
ya no sé si me llueve o voy llorando
Luz Pozo
El sol se oculta cada tarde de este tórrido verano
en la Ría de Vigo, tras las islas Cíes,
mientras la luz del día se apaga
una mujer de pelo níveo camina por la calle del Príncipe.
Busca un amor de juventud que con el paso de los años
se ha convertido en un cuerpo sin rostro,
en un olor a rosas rojas que han perdido su color.
Recuerda las tardes de chocolate con curros en Luces de Bohemia
mientras sonaba la música de piano sobre conversaciones melosas de los enamorados
que solo permanecen en las páginas amarillas del viejo Códice de su vida.
El paso de las tardes de verano ha traído la llegada del tiempo otoñal,
cuando las hojas de los árboles centenarios de la Plaza de Compostela,
el lugar de encuentro de las juveniles ilusiones de los amantes inocentes,
se han ahogado en los charcos de lluvia en los que chapotean los niños,
reflejando las miradas de los amantes que caminan de la mano
buscando el jolgorio del Berbés y de la Piedra.
La mirada de Luz se dirige hacia la Puerta del Sol buscando al Sireno
que desde las alturas vigila los amores furtivos que ya solo son un recuerdo
en la mente de los viejos amantes que esperan que su amor de primavera
salga de las negras oscuridades del profundo Pozo de la memoria
y recuperen la frescura de los labios que en el pasado brillaban rojo carmín.
La mujer de pelo cano y mirada transparente sigue caminando por la calle del Príncipe
busca el amor sin rostro para despedirse de él antes de perderse en las aguas del Atlántico,
cuando el sol apasionado oculte su Luz en las orillas arenosas de la playa de Rodas
con las islas Cíes al fondo acechadas por los vientos invernales.
La mujer de pelo cano non se resigna, sigue buscando en cada rosto desconocido
la mirada inocente de aquel joven que cada tarde le prometía felicidad eterna,
aquel joven que hoy ya viejo es solo un recuerdo en las páginas amarillentas de su vida
en las que acechan irremediablemente las últimas líneas de su existencia.
Las islas Cíes con el Atlántico al fondo, la calle del Príncipe, el Berbés y la Piedra,
la Plaza de Compostela y el chocolate con churros en Luces de Bohemia,
el Sireno desde su Atalaya y la Playa de Rodas serán pasto de las llamas del olvido
igual que la mujer de pelo níveo, aunque quedará en el olvido de las gentes,
su amor pervivirá en las páginas eternas del cuaderno de bitácora de su vida
esperando que alguien llegue a escribir la página FINAL.
Madrid 30 de octubre de 2022
Homenaje a Luz Pozo Garza
Ateneo de Madrid